SOPA CASTELLANA

No hay época para las sopas; frías o calientes siempre hay un lugar en la mesa para ellas.  
Sopas hay mil y una, y cada cual puede interpretar la propia, pero a mí, por ponerse en plan clásico, la primera que me viene a la memoria es siempre la clásica castellana "de toda la vida". 

Hay algo de confusión entre los nombres de castellana, o de ajo y otros más. Yo a esta la llamo como la llamo, sin más historias, y si vosotros le dais otro nombre, pues estupendamente. Hablo de la sopa de pan, ajo, jamón y huevo, y ya está.


En la tierra de mis abuelos -un pueblo llamado Casillas de Flores, en la raya de Portugal, tierras salmantinas- era frecuente desayunarse con estas sopas, aunque seguramente no siempre tenían todos los ingredientes, pues ya se sabe que penurias había hasta para regalar. Como va siendo mucho el rollo esta vez, voy al grano, o sea, a la receta.

Ingredientes 


Pan duro (unas rodajas), huevos,  jamón cortado en trocitos,  caldo de pollo (o verduras, o carne), 1-2 dientes de ajo laminados, aceite de oliva,  pimentón, laurel, sal.

Preparación

1.- Se rehogan las láminas de ajo con el jamón y el laurel. Retirar del fuego y añadir pimentón, dando unas vueltas.

2.- Llevar el caldo a ebullición. Añadir el sofrito, dejando cocer un poco. Mientras tanto cortar las rodajas de pan muy finas y colocar sobre un recipiente de barro.


3.- Cascar los huevos sobre el pan. Echar el caldo sobre el pan y el huevo para que se escalfe éste. Tapar un momento y servir.









 


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