SARDINAS A LA SICILIANA (SARDE A BECCAFICO)
Esta entrada va a resultar una conjunción de los tres motivos del blog.
En primer lugar hablo de un paisaje, que es el de Sicilia, aunque más apropiado sería hablar de múltiples paisajes, de un enorme abanico de lugares y rincones inolvidables.
Cuando decidimos visitar la isla durante unos días, y recorrerla de norte a sur, de este a oeste, nuestro amigo Juanito "el de don Ginés", ya citado anteriormente, me sugirió la lectura de Andrea Camilleri para que conociera de primera mano las andanzas, aventuras y desventuras de su héroe rural, el comisario Montalbano, nombre tomado en honor de nuestro extraordinario Vázquez Montalbán, del que el comisario se muestra asiduo lector.
En primer lugar hablo de un paisaje, que es el de Sicilia, aunque más apropiado sería hablar de múltiples paisajes, de un enorme abanico de lugares y rincones inolvidables.
Me gustó tanto la recreación que hace de su tierra y sus gentes, que he dado al traste con todos sus libros y me los he trasegado en un tristrás. Sirvan como ejemplo títulos tales como "El olor de la noche", "La excursión a Tindari", "La voz del violín", "La paciencia de la araña", "El ladrón de meriendas" o "El perro de terracota".
Ese pueblo indefinido desde el que trasciende la existencia de Montalbano, al que llama Vigàta, parece -por las descripciones que hace- que es algún lugar cercano a Agrigento, quizás Puerto Empédocle. En cualquier caso el paisaje que he pensado adecuado es en realidad un maravilloso paseo por los templos griegos de Agrigento.
Por supuesto que no voy a olvidarme de la receta. He decidido poner en práctica una de las más apreciadas por el comisario Montalbano, las "sardinas a beccafico", o sea sardinas asadas previamente rellenas con pasas y piñones. Unos dicen que son típicas de Palermo, otros que de Catania, pero lo cierto es que son patrimonio de Sicilia y de la maravillosa comida mediterránea, que es de todos y para todos.
Estoy seguro de que os encantará la receta, que dedico, faltaría más, a Juanito, aunque sólo sea porque me incitó a descubrir a Montalbano.
Ingredientes (para 4 p)
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800 g de sardinas frescas
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100 g de pan rallado
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50 g de uvas pasas
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½ vasito de vino de jerez
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50 g de piñones
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6 filetes de anchoa
- Unas cuantas hojas de laurel (si es fresco y salvaje mejor)
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El zumo de ½ limón y de ½ naranja
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Dos cucharaditas de azúcar
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Aceite de oliva virgen extra
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Sal y pimienta negra
- Alcaparras, ajo?
- Alcaparras, ajo?
Elaboración:
1.-
Limpiar las sardinas, dejándolas sin tripas ni espinas ni escamas y abiertas en
abanico, pero no en dos partes sino una sola cada sardina; suele dejarse la
cola. Luego se secan con papel de cocina y se reservan.
2.-
Mientras se ponen a remojo las uvas pasas en el vino de jerez (en su defecto en
agua) y se enciende el horno a 200º para precalentarlo.
4.- Echar en un bol y echar el pan rallado junto con los piñones, las pasas, las
anchoas troceadas, una cucharadita de azúcar, la sal y la pimienta (estas
últimas al gusto). Se mezcla todo bien con ayuda de una cuchara, hasta que
quede una farsa homogénea.
5.-
Rellenar las sardinas con esta farsa, quedando la zona de la piel por fuera e
ir enrollándolas desde la zona más ancha hasta la parte de la cola y colocarlas
en una bandeja de horno.
6.-
Mezclar el zumo de los cítricos con la cucharadita de azúcar restante y con unas
cucharadas de aceite.
6.- Colocar unas hojitas de laurel entre las sardinas, que deben quedar bien apretadas unas contra otras, y finalmente rociar con la mezcla de cítricos y aceite (si sobra parte del relleno también se puede echar por encima, aunque queda más elegante si es solamente con el zumo). Hornear unos 15 minutos a 180-200º
9.- Las sardinas se pueden emplatar según salen del horno, o bien podemos cortar cada sardina en 3 rodajas a imitación de sushi, y decorar como mejor guste, aunque no debe faltar un rociado final de aceite y los cítricos que se añadieron previamente.
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