ARROZ CASTELLANO AL HORNO

Los arroces no son exclusivos de  la costa mediterránea.

En Castilla siempre se les tuvo, desde los tiempos de los tatarabuelos, como manjar propio de los domingos, días festivos y bodas. Naturalmente que no había esas exquisiteces del mar y menos aún mariscos como los que hoy predominan en muchos arroces valencianos y de tierras cercanas. Aquí, en nuestra querida Castilla, toda la economía casera giraba en torno al cerdo y a los productos del terruño. Por eso en esta receta he querido honrar a nuestros mayores componiendo un plato que sin duda les agradaría. 
Se trata de una especie de potaje o puchero en el que cabe casi de todo, excepción hecha de aquello que de la mar llega. Como estamos habituados a decir potajes a esos platos de la Cuaresma que cumplen la norma de estar en ellos ausente la carne, descartaré ese nombre. Pero dado que el puchero se asocia al cocido y otras lindezas semejantes, lo obviaremos también. Así que creo que será preferible citar a alguno de los componentes de la receta y me parece que el arroz puede ser uno, también sería adecuado citar a los garbanzos en primer lugar. En fin, que finalmente será un Arroz castellano (lleva chorizo, qué horror) comenzado en cazuela y rematado en el horno.

INGREDIENTES  
- Del cerdo: lo que tengas a mano, que bien puede ser un trozo de chorizo, otro de morcilla, alguna costilla, o pata u oreja y un poquito de tocino entreverado.
- De la huerta: unas patatitas, cebolla, ajo, cardo, penca de col, coliflor, nabo, judiones, judías verdes, pimientos, etc, etc.
- los garbanzos, que no falten, si los tienes pedrosillanos mejor que mejor, un puñadito por barba.
- el arroz redondo, no se te ocurra un basmati, por el amor de Dios. Otro puñado por persona.
- aromatizaremos con tomillo, orégano, pimentón de la Vera, pimienta y daremos el toque de sal si lo precisara.




ELABORACIÓN

1.- Ya sabes, comienza con un sofrito de cebolla y ajo, añadiendo cuando estén alegres los pimientos, hortalizas y demás productos de la huerta. Siempre en aceite de oliva virgen extra. Aprovecha para aromatizar con todas esas especias que hemos comentado. No lo sales, solo al final si fuera preciso.







2.- Cuando te parezca bien, o sea pasados tres o cuatro minutos, añades las patatas y el compango, que diría un asturiano, la sustancia que dice un castellano: esas porquerías tan ricas. Das unas vueltas para que se vayan haciendo por igual. A fuego medio, no conviene arrebatar esos exquisitos productos.




3.- El siguiente paso, añade los garbanzos, cubre bien de agua y mantén la cocción unos 20 minutos. Después separa el caldo, cubre la base de una fuente de barro (de Pereruela) y reserva el resto. Antes de terminar este paso pon el horno a calentar unos 10 minutos a 200 grados.






4.- Coloca en la fuentes la carne, verduras, hortalizas y legumbres con un cierto orden. Añade caldo hasta cubrirlo todo y echa el arroz, distribuyéndolo por igual. Lo introduces en el horno, durante unos 20 a 25 minutos a 200 grados. Vigila el horneado y si es necesario prueba el arroz para ver si está en su punto. Ni que decir tiene que dependiendo de si lo quieres seco o caldoso la porción de caldo será menor o mayor. De todas maneras esto no es una paella de esas científicas que llevan todo medido.



  




5.- Prepara la mesa, que este manjar hay que comerlo calentito, aunque si lo haces en una fuente de barro no hay cuidado de que se vaya a enfriar en una hora. Pues eso, a comerlo, que para tal lo hicimos. Buen provecho a todos.







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