NÍSCALOS CON PATATAS
El otoño es una estación de gran belleza, con esa impresionante paleta de verdes, amarillos, rojos, que tapizan el campo, arboledas, bosques. Maravillosas alamedas, robledales y hayedos. Época de caza, otro día dedicaré la entrada a un plato elaborado con alguna de las magníficas piezas que cobran los cazadores del terruño.
Pero también el otoño es la estación setera por excelencia. Las setas...ese gran manjar. Pero cuidado, no os echéis al monte así, sin más. Hay que saber qué se lleva uno a la boca, pues puede irnos la vida en ello. Pocas variedades deben ser las que se recolecten y siempre estando seguros; ante la menor duda dejadlas.
Son muchas las setas que podemos ver en nuestros campos: desde el magnífico boleto, pasando por las colmenillas, o la fastuosa amanita cesarea, o sencillamente el níscalo, que es al que vamos a dedicar la receta de hoy.
El níscalo es la típica seta de los pinares y bosques mixtos. Tiene la ventaja de que es muy fácil de identificar y además son escasas las posibilidades de confundirlo con alguna variedad peligrosa. En las tiendas y fruterías suele ser la seta más abundante entre las no cultivadas y salvo años de escasez puede adquirirse a un precio razonable.
Admite muchos tipos de acompañamiento, incluso a la plancha, en soledad, sin ningún producto que lo distraiga, es agradecido y resulta suculento arrimándole unos ajos y un chorro de aceite de oliva, o en coca de gira tan deliciosa.
Pero la receta de hoy va de cuchara y nada mejor que un guiso con patatas, eso sí, más setas que patatas. Vamos a ello.
Ingredientes
- 1 Kg de níscalos (pebrassos)
- 1/2 Kg de patatas de temporada
- 2 o 3 dientes de ajo
- 1 dl de aceite de oliva virgen extra
1 cucharada de pimentó ahumado de La Vera
- Sal y pimienta
Elaboración:
1.- Pelamos y dejamos un rato en remojo las patatas. Mientras tanto vamos limpiando los níscalos: si no están muy sucios de tierra o hierba se puede hacer con un cepillo pequeño, si fuera necesario lavarlos, debe hacerse esta operación inmediatamente antes de guisarlos, no antes, porque se oxidan por mucha rapidez. Pelamos igualmente los ajos y los picamos a gusto.
3.- Es el momento de añadir los níscalos. A mí me gustan troceados en trozos grandes, pero cada cual lo hará a su gusto. Salpimentamos. Dejamos un par de minutos y añadimos el pimentón, envolviendo bien todo para que se distribuya por igual.
Receta fácil pero riquísima, de cuchara, con fundamento. Si queréis un pequeño añadido de dignifique aún más el plato añadir unas butifarras (blanca y negra) a la par que se añaden los níscalos y ya veréis que bombazo. Buen provecho y hasta la próxima.
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