POLLO AL CHILINDRÓN



Otra receta de la memoria. Yo diría que el pollo al chilindrón es el hermano menor de la gallina en pepitoria. No es menor su calidad como receta -ni mucho menos- pero quizás está algo menos extendida que la otra. Parece típico de la cocina aragonesa aunque ha acaparado tierras vecinas e incluso se ha dignado viajar a otras más lejanas.
Que la salsa típica del  chilindrón es roja lo sabe cualquiera. Que la base para vuestra salsa sea el tomate maduro y quizás unos pimientos rojos también. Alguien dirá que a veces le añaden pimientos verdes. Bueno, pero ¿para qué? no aportan novedad alguna y deterioran el color. ¿Y la cebolla? Pues claro, ¡qué mejor compañía podrían tener tomates y pimientos que la inefable cebolla! En cuanto al jamón podría tener alguna duda, pero entre Teruel y Guijuelo me quedo con este último: ya me entendéis. Y si sólo tenéis jamón serrano bienvenido sea. Otro tanto podría decir del "pollo de corral", el idóneo para este guiso. En su defecto un pollo de esos que llaman "rural" y en el peor de los casos el pollo común y corriente.
Con esta disertación de entrada, prácticamente está ya explicado el plato. Pero por si os queda alguna duda ahí va la receta.


INGREDIENTES
- 1 pollo de corral troceado al gusto
- 4 tomates bien maduros
- 2 pimientos rojos grandes
- 1 cebolla grande
- 3 dientes de ajo
- 1 vasito de vino blanco
- 1/2 vasito de coñac
- 2 vasos de agua
- 1 cucharada de maicena
- 150 gr de jamón ibérico
- Aceite de oliva virgen extra variedad hojiblanca
- Pimienta y sal

ELABORACIÓN

1. Salpimentamos el pollo. En la cazuela en que vayamos a hacer el guiso echamos el aceite y lo perfumamos dorando en él los ajos, que retiraremos antes de que se quemen y empiecen a amargar. El siguiente paso será freír el pollo en este aceite. Para esta receta no basta con freirlo ligeramente, no, tiene que quedar bien bien dorado, pues luego la cocción posterior no va a ser excesiva.  

2. Mientras se fríen los trozos de pollo vamos cortando la cebolla en juliana no muy grande. Una vez que concluimos la fritura del pollo y lo reservamos, en la misma cazuela pochamos la cebolla. Cuando vaya cambiando de color y adquiera esa transparencia tan característica le añadimos los pimientos que pueden cortarse como más guste, bien en juliana, bien a grosso modo, bien en tiras. Pasados unos 5 minutos añadimos el tomate que habremos despepitado y cortado en concassé o cuadraditos pequeños. Otros cinco minutos serán adecuados, dando vueltas al guiso de vez en cuando. Y ahora llega el turno del jamón, que deberá cocinarse otros 5 minutos antes de añadir al guiso el vino y el coñac. Esperamos a que el alcohol se evapore.

3. El pollo estaba esperándonos. Pues ya ha llegado el momento de incorporarlo a los restantes ingredientes de la cazuela. Podemos invertir los términos y añadir los licores ahora en lugar de hacerlo en el paso anterior. En fin,  que ya tenemos casi todo en la cazuela. Solo queda añadir un par de vasitos de agua con la maicena disuelta y mantener la cocción otros 10 minutos o hasta que el pollo esté tierno (si es de campo necesita más tiempo). La cocción siempre a fuego medio y dando vueltas a los ingredientes para no se nos vayan a pegar y nos estropeen el guiso a última hora.

4. Para emplatar, muy sencillo: unos buenos trozos de pollo, salsa en abundancia y pan con miga en abundancia para mojar. ¡Madre mía,  qué tentación!


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