Palabras para papá
PALABRAS PARA PAPÁ
En Talavera de la Reina, a 20 de marzo de 2021
El pasado 20 de marzo se cumplió un año del fallecimiento de nuestro padre. Quisimos celebrar su vida y recordarle en una misa a la que acudieron familiares y amigos de Talavera.
El maldito coronavirus siguió sin ponérnoslo fácil. En aquel momento seguían vigentes tanto las restricciones de aforo como las prohibiciones para viajar entre Comunidades Autónomas. Por tanto, solo pudo acudir un reducido grupo a Santiago el Nuevo, la iglesia que tanto le gustaba a mi padre.
Pedimos disculpas a todos aquellos a los que no pudimos avisaros debido a estas difíciles circunstancias. En todo caso, sentimos la cercanía de todos aquellos que estabais en nuestro corazón a pesar de no poder acompañarnos presencialmente.
Quisimos cerrar la ceremonia con unas palabras que nos permitieran expresar una ínfima parte de lo que fue la vida de mi padre y lo que sentimos con su partida. Aquí las transcribo como un sentido homenaje en este blog, que siempre seguirá siendo suyo.
Querida
Familia y Amigos:
Mi
madre, mi hermana y yo queríamos daros las gracias y compartir con vosotros
unas palabras en recuerdo y homenaje a mi padre.
Gracias por acompañarnos en este primer
aniversario de su fallecimiento. También queremos dar las gracias a aquellos
familiares y amigos que, aunque no han podido venir debido a las actuales
circunstancias, sabemos que están con nosotros en pensamiento y oración.
Hoy
es un día en el que queremos recordar, junto con vosotros, la alegría que supuso tener a mi padre en
nuestras vidas. No queremos centrarnos en su fallecimiento sino en el inmenso don que supuso compartir nuestro camino
con él.
Mi
padre fue un gran hombre. Fue un gran marido… padre… abuelo… suegro… amigo…
compañero…
Recuerdo
que cuando empecé a trabajar me dijo: “Pablo,
no te dejes impresionar demasiado por cuánto saben tus compañeros, por su
amplia experiencia o por las habilidades que tengan. No, eso no es lo más
importante. Lo primordial es que sean buenas
personas. Y que tú seas y te rodees de buenas personas.”
Y
eso fue mi padre durante su vida: un hombre
bueno.
Así
le recordaré todos y cada uno de los días de mi vida.
Él,
junto con mi madre, nos dieron a Sandra y a mí unos valores, unos principios
y una formación que nos acompañarán siempre.
Mi
hermana y yo podríamos contaros innumerables vivencias. Momentos compartidos
con nuestro padre que nos permitieron aprender,
crecer como personas y darnos cuenta de lo verdaderamente importante. Aunque muchas
veces lo esencial fuera disfrazado de “pequenas
coisas”, que cantaba Madredeus.
Por
ejemplo, nuestro padre nos enseñó el valor de la integridad. Recuerdo una vez en Salamanca que compramos una lámpara
en una tienda. Rompimos una pieza tratando, torpemente, de instalarla. Y me
dijo que no podíamos devolverla. La pieza se había roto por nuestra culpa, no
porque la lámpara fuera defectuosa. Cuántas enseñanzas condensadas en ese instante de cotidianidad. Eso es la
vida, más allá de las grandes ocasiones que acaban marchitándose en fotos y
vídeos.
O
aquel otro instante que tantas veces recuerdo. Cuando me pidió que tocase una
canción de amor. Y me lo pidió solo porque Rosa estaba a mi lado, junto al piano.
Qué forma de leernos.
O
la manera en que miraba a sus nietos.
Ojalá hubiera podido conocer a Elena. No podía transmitirse más amor y dulzura
con una sencilla mirada.
Me
acordaba además de las veces en que, siendo pequeños, jugábamos con mi padres.
En el caso de mi padre recuerdo, entre otros, aquellos juegos en el mar con una
colchoneta enorme. Le pedíamos que intentara tirarnos al agua. Y no paramos de
pedírselo a pesar de que el juego era muy cansado para él. Pero él siempre
seguía jugando.
Como
una gota incesante de lluvia. Así nos fue acompañando durante el camino, que se
nos hizo demasiado corto.
En
fin, así, al tiempo, nos enseñó que “amar,
amar y amar” era lo único que merecía la pena.
Ahora
somos nosotros a quienes nos llaman “papás”.
Y nos parece mentira que no estés a nuestro lado para ayudarnos, para confortarnos,
para darnos ese consejo.
Ahora
es cuando más nos damos cuenta de todos los esfuerzos y sacrificios; del
inmenso tesón y cariño con que tú y mamá nos fuisteis inculcando esos valores y
principios.
Qué compleja y a la vez
sencilla resultó ser la vida.
Gracias a ti intuimos cómo afrontarla. Pero no nos dijiste cómo debíamos
vivirla. Porque eso debíamos decidirlo nosotros. Debíamos tomar nuestras
propias decisiones. Siendo conscientes de que no hay dos vidas iguales. Disfrutando
el camino. Ese viaje hacia Ítaca que
tú y mamá os encargasteis de ir animando con múltiples experiencias. Esas
experiencias que nos enseñaste a disfrutar al máximo, como tú lo hacías con
todo.
Espero
que a vosotros también os asalten ahora recuerdos y anécdotas de vuestras vivencias
con mi padre.
Espero
que atesoréis esos instantes de cotidianidad. Espero que os acordéis de él y
revisitéis esos momentos de vez en cuando. Que lo hagáis con una sonrisa en los
labios y en el corazón. Que os acordéis de:
-
aquella
conversación…
-
aquel
viaje…
-
aquella
comida…
-
o
de aquella batalla luchada. Puede que incluso ganada. Porque la vida también
resultó ser lucha.
Recordad
al Cristino de personalidad desbordante, sus inquietudes y aficiones. Al
Cristino comprometido con sus causas. Al Cristino “disfrutón”, al que le encantaba saborear la vida a manos llenas.
Espero
que un día, como cualquier otro, os sorprendáis mirando al Tajo, o a un buen
plato, o a un cuadro, o a un amigo, o mientras dais un paseo o hacéis un viaje.
Espero que una sonrisa ilumine vuestra cara recordando aquel momento compartido
con mi padre. Será la mejor manera de celebrar
su vida y la vida.
Gracias a todos por
acompañarnos en el día de hoy.
En Talavera de la Reina, a 20 de marzo de 2021
Hago mías todas tus palabras Pablo. Y el sentimiento que transmiten. Solo puedo agradecer el haberme cruzado en el camino de la vida con Cristino y conocerlo como persona y el cariño con el que me acogió él y Lola en esos años difíciles para mi por la separación familiar.
ResponderEliminarLos momentos de compartir platos (ese hornazo, el maravilloso gazpacho de Lila...), los partidos de la NBA, el amor por la música (bolero Ravel Julio Boca sobre mesa redonda a la 4:am), el gusto por la pintura… aún guardo su manuscrito sobre un fragmento del viaje a Itaca del día de mi despedida y que tantas veces he leído y he puesto como referencia a muchas promociones de médicos.
Cristino está presente en cada una de mis casas en los cuadros que cuelgan de la pared.
Agradecido a la vida del camino compartido y de tu cariño siempre Lola. Tu padre estará muy orgulloso de vosotros Pablo y Sandra.
Siempre estaréis en mi corazón.
Pedro Parrilla
Precioso y emotivo el recuerdo de Pablo hacia su padre pero sobre todo denota que Cristino consiguió lo que todos ansiamos, esto es, permanecer vivos en todos a los que estimamos.
ResponderEliminarUn abrazo
Rafa
Muy emotivo, en la lectura en la iglesia y hoy. Gracias Lola y también a Pablo y Sandra por contar con nosotros.
ResponderEliminarJuan