GILDA, MI TAPA PREFERIDA
Las tapas o pinchos son parte consustancial de la gastronomía española
y junto con la paella, lo más exportable de la misma.
El origen de la tapa es discutido, aunque se le adjudica a Carlos III, que mandó que las jarras de vino que servían en los figones y tabernas de la corte fueran "tapados" con alguna vianda para que los impenitentes bebedores no sufrieran en demasía el continuo trasiego del líquido elemento.
Tapa o pincho viene a ser lo mismo, aunque seguro que habrá puritanos que defiendan su diferencia. El caso es que todos nos entendemos cuando hablamos de tapas y hasta los foráneos que nos visitan vienen en busca de tan preciado tesoro: tortilla de patatas, montadito de lomo, unos calamares fritos, banderillas, encurtidos, en fin que podemos realizar todo un itinerario por los rincones de España a través de sus pinchos.
Cada cual tendrá su o sus tapas favoritas; pues bien, la mía es la GILDA, sí señores, con mayúsculas.
Originaria de Donosti (San Sebastian). dicen que nació a la par que la película del mismo nombre del cual lo toma ella prestado por mor, parece ser, de su frescura, ser picante pero no demasiado y verde en su tonalidad. Sea o no cierto el caso es que queda muy bien esta leyenda urbana sobre su origen.
Existen algunas variantes a la hora de su confección y ahí está la habilidad o capacidad artística del autor para darle cierto colorido o hacer la tapa más atractiva a los ojos del que la degusta.
Los componentes, como siempre en cualquier buena receta, deben ser de la mayor calidad posible, pues si falla alguno de los pocos ingredientes de que se compone podemos destrozarla.
Pues bien, como ya vale para la introducción nos ponemos manos a la obra con esta sencilla y exquisita tapa de la cocina vasca y por extensión de la española.
Ingredientes (para 12 gildas):
- 24 filetes de anchoa en salazón (en aceite de oliva).
- 24 piparras (gindillas encurtidas un pelín picantes)
- Pimientos del piquillo horneados, en tiras.
- Aceitunas rellenas (preferentemente de anchoa).
Elaboración:
1.- Abrimos las latas o tarros de cada uno de los ingredientes y los colocamos por separado en platos o bandejas adecuadas para que nos resulte más fácil la preparación. Dispondremos de unos palillos largos sobre los que montaremos las gildas.
2.- Aunque la disposición depende del arte del que elabore el pincho, sugiero colocar primero una piparra, luego una tira de pimiento, una aceituna, la anchoa jugando con otra aceituna y envolviendo a ambas como se observa en la fotografía y luego otro trozo de pimiento y otra piparra, que puede ir precedida de una anchoa envuelta totalmente en sí misma a modo de círculo.
3.- Pueden realizarse las gildas por igual o jugando con las formas de insertar los componentes de la misa. Hay quien no hace uso del pimiento: pues vale, tampoco pasa nada. Veamos en la siguiente fotografía como queda la gilda ya preparada.
4.- Pues una vez que hemos montado todos los pinchos los servimos en una bandeja que llamará la atención por el colorido. Puede acompañarse de un txakolí, un buen verdejo, el clásico vermouth o la bebida que se os ocurra. ¡Ojo, Coca-Cola no, que no maridan bien los sabores!
y junto con la paella, lo más exportable de la misma.
El origen de la tapa es discutido, aunque se le adjudica a Carlos III, que mandó que las jarras de vino que servían en los figones y tabernas de la corte fueran "tapados" con alguna vianda para que los impenitentes bebedores no sufrieran en demasía el continuo trasiego del líquido elemento.
Tapa o pincho viene a ser lo mismo, aunque seguro que habrá puritanos que defiendan su diferencia. El caso es que todos nos entendemos cuando hablamos de tapas y hasta los foráneos que nos visitan vienen en busca de tan preciado tesoro: tortilla de patatas, montadito de lomo, unos calamares fritos, banderillas, encurtidos, en fin que podemos realizar todo un itinerario por los rincones de España a través de sus pinchos.
Cada cual tendrá su o sus tapas favoritas; pues bien, la mía es la GILDA, sí señores, con mayúsculas.
Originaria de Donosti (San Sebastian). dicen que nació a la par que la película del mismo nombre del cual lo toma ella prestado por mor, parece ser, de su frescura, ser picante pero no demasiado y verde en su tonalidad. Sea o no cierto el caso es que queda muy bien esta leyenda urbana sobre su origen.
Existen algunas variantes a la hora de su confección y ahí está la habilidad o capacidad artística del autor para darle cierto colorido o hacer la tapa más atractiva a los ojos del que la degusta.
Los componentes, como siempre en cualquier buena receta, deben ser de la mayor calidad posible, pues si falla alguno de los pocos ingredientes de que se compone podemos destrozarla.
Pues bien, como ya vale para la introducción nos ponemos manos a la obra con esta sencilla y exquisita tapa de la cocina vasca y por extensión de la española.
Ingredientes (para 12 gildas):
- 24 filetes de anchoa en salazón (en aceite de oliva).
- 24 piparras (gindillas encurtidas un pelín picantes)
- Pimientos del piquillo horneados, en tiras.
- Aceitunas rellenas (preferentemente de anchoa).
Elaboración:
1.- Abrimos las latas o tarros de cada uno de los ingredientes y los colocamos por separado en platos o bandejas adecuadas para que nos resulte más fácil la preparación. Dispondremos de unos palillos largos sobre los que montaremos las gildas.
2.- Aunque la disposición depende del arte del que elabore el pincho, sugiero colocar primero una piparra, luego una tira de pimiento, una aceituna, la anchoa jugando con otra aceituna y envolviendo a ambas como se observa en la fotografía y luego otro trozo de pimiento y otra piparra, que puede ir precedida de una anchoa envuelta totalmente en sí misma a modo de círculo.
3.- Pueden realizarse las gildas por igual o jugando con las formas de insertar los componentes de la misa. Hay quien no hace uso del pimiento: pues vale, tampoco pasa nada. Veamos en la siguiente fotografía como queda la gilda ya preparada.
4.- Pues una vez que hemos montado todos los pinchos los servimos en una bandeja que llamará la atención por el colorido. Puede acompañarse de un txakolí, un buen verdejo, el clásico vermouth o la bebida que se os ocurra. ¡Ojo, Coca-Cola no, que no maridan bien los sabores!
Como veis la bandeja ha quedado de vicio.
Comentarios
Publicar un comentario