ALICE MUNRO, Mi vida querida

Alice Munro, canadiense de Ontario, 82 años,  
es nuestra flamante  Premio Nobel de Literatura 2013. Definida por la  Academia Sueca como la "maestra del relato corto contemporáneo"; señala igualmente quees aclamada por su armonioso estilo de relatar, que se caracteriza por su claridad y realismo psicológico”.

Hasta donde yo sé, se trataría de la primera ciudadana-ciudadano canadiense que alcanza el Nobel.  Curiosamente cabe destacar que fue finalista de nuestro más humilde premio Príncipe de Asturias de las Letras en 2011.

Como bien ha dicho la Academia se trata de la maestra del relato, un relato de la vida cotidiana, cuyos personajes no son sino gentes de deambulan por el Condado de Munro desengranando su vivir indefinido, de los más normal. Guarda siempre una visión introspectiva de las relaciones humanas que la aproximan a autores como William Faulkner, sin llegar al desgarro, sin tan siquiera alcanzar el grado de antihéroes esos hombres y mujeres que con frecuentan relatan sus aconteceres en primera persona.  Es una introspectiva búsqueda constante en la supuesta banalidad de nuestras vidas. En ese mismo contexto ha recibido la noticia de su premio: estaba durmiendo y la ha despertado su hija para comunicárselo. "Era un castillo en el aire que podía suceder, pero probablemente no sucedería. Sabía que estaba en la carrera, sí, pero la verdad es que nunca pensaba que fuera a ganar”, ha reconocido la premio Nobel a The Canadian Press. “Estoy feliz y muy agradecida y en particular orgullosa de ganar este premio y agradar a tantos canadienses”, ha declarado en un comunicado a través de su agente.

Es la decimotercera mujer que consigue el Premio Nobel de Literatura; fue precedida por la sueca Selman Lagerloff (1909),  la italiana Grazia Deledda (1926), la noruega Sigrid Undset (1928), la estadounidense Pearl S. Buck (1938), la chilena Gabriela Mistral (1945), la alemana de origen judío Nelly Sachs (1966), la sudafricana de origen judío Nadine Gordimer (1991), la estadounidense Toni Morrison (1993), la polaca Wislawa Szymborska (1996), la austríaca Elfriede Jelinek (2004), la británica Doris Lessing (2007) y la alemana Herta Müller (2009).

He aquí las obras de Alice Munro: La lunas de Júpiter (1982), Progreso del amor (1986), Amistad de juventud (1990), Secretos a voces (1994), El amor de una mujer generosa (1998), Odio, amistad, noviazgo, amor, matrimonio (2001), Escapada (2004), La vista de Castle Rock (2008) y Mi vida querida (2013).  Precisamente su última obra, autobiográfica, es la que recomiendo encarecidamente.

Mi vida querida tiene dos partes algo diferenciadas:

Por un lado están una serie de relatos, diez en concreto, como siempre anclados en el diario devenir, con frecuencia con la Segunda Guerra Mundial como referencia discreta, compartiendo con los que se quedan la ausencia de los que se fueron a combatir, de los que regresan sin un horizonte claro, sin prisas, a veces vagabundos de su propia existencia, como Jackson en “El tren”, o vigías de la vejez, como la esposa de Franklin en “Dolly” que  condensan la vida entera en una secuencia, o el peso de la pérdida de la hermana en “Grava”, o el relato estremecedor de la ausencia en la memoria ausente de la anciana “A la vista del lago”.

Por otro lado, el final del libro, que además se subtitula “Finale”, lo componen cuatro retazos de la propia vida de la autora (El ojo, Noche, Voces y Vida querida), en los que la autora nos deja asomarnos a su vida a través de una pequeña ventana, y observar a los padres, a esa madre distante y enferma, al padre dedicado a trabajar y sustentar como puede a la familia…, en fin, todo sencillo pero profundo como lo son las vidas de cada una de las personas sin nombre que cada día nos cruzamos por la calle. 

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