HENNING MANKELL, EL MAESTRO DE LA NOVELA POLICÍACA SUECA

El reciente fallecimiento del gran maestro de la novela
policíaca nórdica, el sueco Henning Mankell me obliga a hablar de él y de su obra.
Muerto a los 67 años, de un cáncer de pulmón, relata en Arenas movedizas las vivencias de su vida, sabido ya su inevitable encuentro con la muerte. En este último libro el autor cuenta la pesadilla que tuvo de niño de morir en unas arenas movedizas, regresada con motivo de serle diagnosticada la fatal enfermedad. Se trata de un relato intimista en el que se entremezclan los recuerdos de toda una vida con pensamientos en torno a la muerte. Mankell huye de esas arenas movedizas que lo aterrorizan mediante la lectura. "Coger un libro y perderme en el texto en los momentos difíciles ha sido siempre un modo de buscar alivio", dice en su obra. Añade como terapias la fotografía de obras de arte y la música.
Pero no es esta postrer obra la que lo hizo famoso sino sus novelas policíacas, concretamente la serie protagonizada por el inspector Kurt Wallander.
Aunque Wallander es una pura ficción, ha sido señalado como el alter ego del autor. Tiene su misma edad, su misma afición por la ópera y sus dudas sobre el mundo que le rodea, aunque que yo sepa no comparte el autor la afición por el alcohol y ciertos guiños racistas de su ficticio personaje. Más aún, Mankell ha dedicado parte de su existencia al apoyo de causas nobles, sobre todo en el entorno africano (Mozambique) y a la lucha en favor del pueblo palestino.
Siguiendo con Kurt Wallander, este inspector del pueblo de Ystad, cercano a Malmö, casado y separado, con una hija con la que se entiende malamente y que sigue los pasos profesionales del padre, vive su propia experiencia vital, su envejecimiento, la pérdida de facultades, a través de las sucesivas obras, que son once con él como protagonista y una última en la que ese protagonismo lo cede a su hija Linda. Asesinos sin rostro es la primera entrega de la saga, que concluye con Huesos en el jardín, siendo en  Antes de que hiele donde la hija se convierte en el personaje principal.
Pero ¿qué tienen las novelas de Mankell para haber logrado vender más de 40 millones de libros en todo el mundo? No fue él quien invento la novela policíaca nórdica, sino Maj Sjöwall y Per Wahlöö, a los que además del autor siguieron Jo Nesbo y Arnaldur Indridason .
El periodista y también autor Olivier Truc dice de él que "describió los oscuros pasillos del modelo nórdico", en clara relación a la socialdemocracia: "Son los otros quienes han inventado que Suecia es una utopía", dijo el propio Mankell, añadiendo "luchamos contra los mismos problemas que en España y Portugal, con la única excepción de que nosotros nunca hemos tenido una dictadura". Pero a pesar del aparentemente sombrío aspecto de su enfoque dice "en mis libros intento dar una imagen más real de Suecia; es una de las sociedades más decentes en que se puede vivir" (entrevista para El País, 2005).
En palabras del crítico argentino Martín de Ambrosio "obras como Asesinos sin rostro, Huesos en el jardín y El retorno del profesor de baile puntualizaron crisis endémicas de la Europa actual, como la de la dupla inmigración-racismo, o la herencia de la Segunda Guerra Mundial, además de una perenne melancolía porque el mundo es un lugar frío y vano, y tanto penar para morirse uno". Concluyendo, Mankell nos dejó "un montón de páginas memorables y una tristeza que lo seguía como sombra. Y que, ahora sí, lo alcanzó definitivamente".
Leer a Mankell es deleitarse con las virtudes de la novela policíaca, novela negra y criminal, en su máxima y más actual expresión.

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