EL CIELO PROTECTOR. Paul Bowles.

El matrimonio Bowles
Traer aquí una novela publicada a mediados del siglo pasado parecerá algo trasnochado.
Personalmente aprovecho, sobre todo en el verano, para reciclarme en la literatura un poco menos actual. No trato de valorar la calidad por la fecha de publicación, sin entrar en más pormenores, no, hay otros enfoques. Y en literatura, como en cinematografía, es frecuente que lo pasado sea mejor que lo presente. Lo clásico para serlo necesita precisamente la pátina del tiempo, la espera para ver si es flor de un día o pervive para siempre. El éxito es veleidoso y con frecuencia efímero. No viene mal volver a los orígenes de vez en cuando.
La propuesta que comento no deja de tener su riesgo, pues ésta es una de esas novelas de culto que no parecen hechas para el gran público. Pero si consigo que tan solo uno de los lectores de este blog se acerque a ella quedaré conforme. 
La vida del propio autor es de película, o de novela, y probablemente en sus obras introduce abundantes datos autobiográficos.
Tánger, vista por el autor del blog
Paul Bowles fue un viajero, compositor y novelista de apreciable talento en todas esas facetas. Nacido en 1910 murió en la ciudad de su vida, Tánger, en 1999. 
El hombre viajero despertó pronto, pues con diecinueve años se embarca hacia París, donde sorbe con complacencia los destellos de locura y genialidad de la generación perdida. Acapulco, Marruecos, Ceylán, serán lugares en su búsqueda ritual, aunque será Tánger la ciudad de sus sueños, la que buscaba desde bien temprano y encontró, en compañía de su esposa Jane, que fue quizás la que lo introdujo en otra senda viajera, la de la literatura. Tennessee Williams consideraba que era Jane la auténtica novelista y no su marido, pero esta es ya otra historia.
En la ciudad norteafricana da a luz sus novelas  El cielo protector (1949), Déjala que caiga (1952) y La casa de la araña (1955).
En su casa abundan los invitados de muy distinto pelaje, y entre los novelistas no olvidaré citar a los del movimiento «beat» William Burroughs, Jack Kerouac y Allen Ginsberg. La bisexualidad de la pareja Bowles era de sobra conocida y en su casa tenían cabida todas las tendencias. La propia Jane mantuvo una explosiva relación con su empleada de hogar durante más de veinte años. Por cierto, que pasó sus últimos años en una clínica de Málaga, víctima del alcohol y la esquizofrenia, siendo enterrada, tras su muerte en 1973, en el cementerio de San Miguel, donde reposa para siempre bajo una lápida de granito negro. Málaga guardó su recuerdo también dando su nombre a una de las avenidas de la ciudad.
Volviendo a Paul, mantuvo amistad también con hombres del cine, como Luchino Visconti, Orson Welles o John Huston. Pero no olvidaremos sus amistades literarias, Gore Vidal y Truman Capote. Éste último, hablando del ambiente en casa de los Bowles dijo que allí primaba lo insólito. Sin duda se refería al ambiente relajado, a la sexualidad ambivalente, al consumo de alcohol y otras sustancias, etc, etc.
Nos preguntaremos el porqué de la elección de este lugar para vivir en una pareja típicamente neoyorquina, refinada y culta. Bowles dijo que el Sáhara era el lugar más bello del mundo precisamente porque allí no había nada. "El cielo tiene luz, pero no es verdad, no esta allí, sólo está la noche, siempre. Lo que más me impresionó de Tánger cuando vine por primera vez fue que es una ciudad en la que pasaban cosas constantemente y donde la hechicería horadaba sus túneles invisibles en todas direcciones». Lugar iniciático lo era y no nos olvidaremos citar el paso de otros visitantes ilustres por su casa, como los Beatles o el mismísimo Sartre.

El cielo protector es la obra más aclamada de Paul Bowles, más aún después de ser llevada al cine por Bernardo Bertolucci. 

 
El libro
Resumiendo y condensando, la novela nos lleva a la época inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial. Un matrimonio neoyorquino, Port y Kit Moresby, inicia un arriesgado viaje al norte de África con la sana intención de recuperar un matrimonio que anda a la deriva. Les acompaña un amigo, Tunner, el tercer elemento del triángulo. No parece sino una traslación del propio sinvivir del matrimonio Bowles.

El autor nos traslada al inmenso desierto del Sáhara, inmenso en su luz y sus dimensiones inalcanzables, inmenso en su dureza y su vacío, en la incomprensible cultura de sus moradores. Bajo ese cielo protector la pareja va difuminándose lenta pero irremediablemente, en un viaje hacia la muerte y la autodestrucción. "El cielo aquí es muy extraño. A veces, cuando lo miro, tengo la sensación de que es algo sólido, allá arriba, que nos protege de lo que hay detrás".
Porter Moresby, protagonista y viajero, se desplaza con lentitud asfixiante, atrapado en la soledad de la tierra y en la de su propia alma, casi vacía, casi sin sentido alguno, insensible incluso al amor, eso que desesperadamente busca su oponente, Kit.
Atraviesan los tres el desierto sin un rumbo fijo, de lugar en lugar, en medio del paisaje apocalíptico que no define otra cosa que sus propia interioridad occidental, un paisaje sin presente, sin futuro, sin nada.
El cielo es lo único que los protege y por eso el viaje siempre es a la búsqueda de ese azul que acabará por engullirlos.

Literatura difícil, inenarrable, inolvidable.

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