LA VERDAD SOBRE EL CASO HARRY QUEBERT. JÖEL DICKER.

No es un libro cualquiera, no es un thriller
al estilo de Larsson, no es, por supuesto, Nabokov, y finalmente no es un escritor americano como Philip Roth. ¿Entonces qué? Pues muy sencillo y muy difícil a la par. Este suizo que escribe en francés, hijo de una librera y un profesor de literatura, joven que no ha cumplido la treintena cuando ya ha alcanzado un éxito descomunal en multitud de países, este Jöel Dicker, digo, es un consumado artífice de la novela negra, a pesar de ser la primera, así pues podemos imaginarlo como Larsson. Pero tenemos un personaje clave en el relato, Nola, una niña de quince años, que indefectiblemente se pasea por los bosques del mundo de Nabokov, dicho sea con todos los respetos para el clásico. Y si me atrevo a decir que ésta es una novela absolutamente americana, estadounidense, y además escrita en un estilo rotundamente actual, sin hablar de los personajes, sus aficiones, su religión, pues todo, todo, todo, nos introduce en el mundo de Philip Roth.
¿No será mucho decir? Léanlo y cuéntenme luego. A la vista de los honores (o premios) recibidos -el último otorgado a título honorífico por los lectores de El País, que lo eligieron el mejor libro del año que termina- este libro debería ser leído por todo el que guste de la lectura buena, amena e instructiva. Buena, porque maneja con suma habilidad, con prudencia de todas maneras, con estilo, su forma narrativa. Amena porque introduce historias, lugares, personajes llenos de interés. Instructiva porque en su desgranar de la historia, en la que dos escritores de éxito intervienen, parece dictarnos las claves para el éxito ante el reto de escribir una novela. Pero me falta un adjetivo final, no sé si peyorativo o no, camaleónica.
Pero vamos al grano, el libro de marras: La verdad sobre el caso Harry Quebert. Éste es, más o menos, sin destripar la intriga, el resumen, con tres niveles narrativos:
- El más antiguo en el tiempo, verano de 1975, en el que se desencadenan los acontecimientos que se investigan, el más importante de ellos el asesinato de Nola, una niña de quince años que vive en una ficticia localidad de Nueva Inglaterra, costa este de EEUU, el pequeño y apacible pueblo de Aurora. Allí llega, para retirarse a escribir, el afamado escritor Harry Quebert, que a las primeras de cambio se enamora, tras un breve encuentro en la playa, de la jovencita Nola Kellergan. La joven se transforma en una especie de musa que le ayuda a escribir la propia historia de amor que ambos viven, un libro de deslumbrante éxito, Los orígenes del mal. Pero el día 30 de agosto los hechos se precipitan hacia la muerte violenta de la niña, siendo Harry el principal sospechoso, aunque nunca llega a conocerse al autor del asesinato.
- El segundo nivel narrativo, trata de la vida del escritor novel Marcus Goldman, desde sus comienzos escolares hasta su relación, en la universidad de Burrows, en Massachusetts, con el afamado escritor y profesor Harry Quebert y las visitas que realiza a Aurora, a casa de su maestro, que definitivamente se ha quedado a vivir allí tras la muerte de Nola. El alumno aprende a escribir ayudado de los consejos del maestro, hasta alcanzar su propio éxito.
- El tercer nivel es el que transcurre en el tiempo real. Marcus, tras el éxito de su primer libro, se encuentra incapaz de escribir una sola línea para la siguiente novela, presionado por su editor. Acude a Aurora buscando la ayuda de Harry, pero no encuentra la inspiración que buscaba. De vuelta a Nueva York se entera del descubrimiento del cadáver de Nola, supuestamente asesinada treinta años atrás. Aparece en el jardín de la casa de  Harry, que es detenido como supuesto asesino de Nola, a la par que se conoce que dedicó el libro a la niña y relata los amores prohibidos de ambos. La investigación avanza en manos de la policía estatal y del joven escritor, que intenta demostrar la inocencia del viejo Harry. Los distintos personajes que van apareciendo en la narración, que no son lo que aparentan en un principio, que pueden parecer señalados como autores del crimen, unos u otros, alternativamente, en un diabólico juego del autor con los lectores, componen una trama que apasiona y desconcierta, desbordándose al final de la novela un aluvión de acontecimientos que darán al traste con las previsiones de los lectores más avezados.
Los capítulos se van numerando e iniciando con cada uno de los consejos –para escribir y para vivir- que ha ido dando, a través de los años, el profesor, Harry Quebert, al alumno Marcus Goldman. Pero en todos y cada uno de esos capítulos irá repicando, como un martillo pilón, la fecha del 30 de agosto de 1975, que parece un estribillo acompañante de cada una de las mil vicisitudes que acontecen a lo largo de los años.
 
En resumen una novela bien escrita, con muy elaborada y compacta trama, un desarrollo trepidante y un desconcertante final. Apta para leer y para degustar.

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