EL LIBRO DE LOS ABRAZOS. Eduardo Galeano.
Hace unas semanas, casi a la par, se fueron Eduardo Galeano y Günter Grass. Aunque uno no es amigo de necrológicas, quizás vaga la pena su recuero a través de la obra que nos dejaron. Dado que uno trata de glosar algún que otro libro, de alguna manera, me centraré en ello. Del alemán poco queda por decir que no se haya dicho. En realidad tuvo una prematura muerte ahogado por el éxito, del que -creo yo- no logró o intentó recuperarse. Su Tambor de hojalata puede ser un clásico del siglo XX, aunque me temo que, al igual que su paisano, Heinrich Böll ( Opiniones de un payas ) ) , con más peso literario que él, desaparezca en poco tiempo de la lista de los elegidos. Algo parecido ha ocurrido con nuestro Camilo José Cela, del que recordamos más sus baladronadas que los libros que salieron de su inquieta pluma. El caso es que el alemán, que al parecer fue todo un referente ético para más de una generación su país. Perdió gran parte de aura mítica cuando tuvo el valor de practicar a