UN VIAJE A MARRUECOS
¿Qué cómo se fraguó el viaje? El asunto parte de un viaje teológico a Talavera -en el Islam hay teólogos- para un proyecto de cooperación para la atención a niños discapacitados. Ese buen viajero animó a Juan, animoso de por sí, a conocer el norte de Marruecos y ya todo fue rodando, rodando, hasta que el viaje se hizo realidad. Esto lo he resumido, claro, ya me entendéis. También le fue recomendado el hotel, riad en el argot de ellos, que tiene por mejor nombre “El Reducto” y cuya dueña es Ruth, una canaria de pro. Hubo una especie de reunión logística de preparación que resultó interesante por demás, sobre todo en el fastuoso tema de las maletas, el asunto del tamaño, o peso, a cuarto y mitad, como la carne cara en tiempos de carestía. Pues eso, que hubo ronda de maletas, toma de medidas al por mayor, y opiniones diversas, porque ya se sabe, hasta en los centímetros hay división de opiniones. -¡Que no sabes medir, coño! ¡Que el fruncido no se mide! -Ya, y si te hacen pagar