Nuestro amigo Bob
NUESTRO AMIGO BOB - A mi hermana Sandra y su piano. Gracias a ellos conocí a la mujer de mi vida. ¡Se te van a salir los ojos de las órbitas! Eso fue lo que me dijo mi madre cuando el barco pirata apareció en escena. Mis padres nos habían llevado a ver un musical a Madrid. Se trataba de “ Mar y Cielo ” de la compañía Dagoll Dagom. Era el año 1989 y yo tenía siete años. Fue una experiencia que me causó una honda impresión. Me despertó un súbito interés por aquella combinación de teatro y música. De hecho, fue por aquella época cuando me apunté por primera vez a la actividad extraescolar de teatro. Una afición que me acompañó durante todo mi periplo en los Maristas. Además de las risas, el aprendizaje, los nervios del estreno… ir a teatro era como tener un salvoconducto: te saltabas clases tanto para ensayar como para actuar en otros colegios. Gracias al teatro viajamos a bastantes colegios: Chamberí, San José del Parque, Buitrago del Lozoya, Burgos, Villalba... Ade